“Mucha gente no es consciente de que los beneficios de Loterías se reinvierten en la sociedad”
“Mucha gente no es consciente de que los beneficios de Loterías se reinvierten en la sociedad”
El Boletín entrevista a Salvador Malonda, de la junta de ANAPAL Valencia y responsable de ‘El Duc de la Sort’, la Administración nº 2 de Gandía (Valencia). Descubrimos las inquietudes de este administrador con casi 24 años en la gestión de su negocio, que a su vez pone su granito de arena contribuyendo en el diseño de la cartelería para redes sociales de Anapal y del resto del colectivo. Sus creatividades son muy usadas y ampliamente compartidas por los administradores de lotería.
¿Cuántos años llevas al pie del cañón en tu administración?
Empecé a los 18 años, antes de irme a la mili. Una empleada se lo dejó y mi padre me dijo que si quería ser yo quien la sustituyese. Era por el año 82, por lo que pronto hará unos 40 años que estoy trabajando en la Lotería. Siendo gerente desde agosto de 1997.
¿Cómo te llegó el gusto por la Lotería?
Fue mi abuela quién abrió la administración en el año 1965, por lo que ya desde muy pequeño he tenido la Lotería muy presente en mi vida. En mi pueblo había varias personas que se dedicaban al coleccionismo y mi abuela siempre me mandaba a llevarles décimos de lotería, junto con programas trimestrales sobre los sorteos. Esto hizo que acabase siendo un apasionado de la Lotería. De hecho, hoy por hoy, podría decirse que me he convertido en uno de esos coleccionistas.
Define en una frase lo que supone para ti ser profesional de la Lotería.
Vender ilusión y hacer que el cliente esté satisfecho con el trato recibido.
¿Y lo peor de tu oficio?
El actual sistema de retribución. Considero que no está a la altura del trabajo que estamos realizando, del riesgo que corremos y las horas que le echamos a lo largo del año. Todo esto sin tener un mínimo de agradecimiento por parte de nuestros superiores.
Tan solo esto, ya que es un oficio que me ha gustado siempre.
¿Crees que sois bien valorados por la sociedad?
Creo que la sociedad realmente no conoce el funcionamiento de una administración, y mucho menos el de Loterías y Apuestas del Estado. Esto, junto con la información que se ha dado de nosotros en algún que otro medio, no ayuda a entender la realidad de nuestro colectivo, lo que no nos hace estar del todo bien valorados en ciertos aspectos.
Muchos son los que consideran que somos los administradores los que obtenemos grandes beneficios, y no son conscientes que realmente la gran parte de los beneficios de Loterías se reinvierte en la Sociedad.
Has repartido algún premio importante. ¿Qué recuerdas de ese día?
El más importante de todos fue el del Niño del año 2000, dimos el Primer Premio y lo recuerdo todos los años por esa fecha. Fue algo que no se puede olvidar y ya hace 21 años. Este sorteo, al igual que la mayoría, por no decir todos, los oigo en la administración. Recuerdo que ese día iba repitiendo las cifras al mismo tiempo que los Niños de San Ildefonso, y al salir el numero entero, intenté llamar a mis padres, hermanas y mi mujer para decirles que habíamos dado el Gordo, pero… no me dio tiempo. Antes de coger el teléfono para llamar ya tenía llamadas de periodistas, gente fuera de la administración y las personas de la Falla a las que les había tocado. Fue una locura.
¿Has llorado alguna vez en tu Administración?
Por supuesto. A puerta cerrada, muchas veces. Tanto de alegría al repartir un premio, como de preocupación cuando las cosas no te salen. En ambos casos, cuando abro intento transmitir serenidad.
¿Cómo es tu relación con los clientes?
Yo diría que muy buena. A muchos los considero prácticamente amigos.
¿La crisis sanitaria vivida va a cambiar la relación del cliente y su lotero?
La verdad que un poco sí. Antes era como más dinámico, venían a recoger el décimo de la semana y, después, a atender a otro cliente. Ahora te preocupas más por cómo está, si tiene algún familiar enfermo, porque se cuide.
¿Puedes contarnos alguna anécdota de alguno de ellos?
Diría que la anécdota más reciente es la reacción de muchos de ellos al enterarse que su décimo estaba premiado con 7.500 euros. Al ser el primer sorteo extraordinario con el nuevo programa, la mayoría de los clientes no conocía los cambios en cuanto a premios se refiere, por lo que se pensaban que tan solo tenían el reintegro. Y claro, de venir a recoger el décimo de la siguiente semana pensando que tienes la devolución a que te envíen al banco, cambia bastante. Hemos tenido todo tipo de reacciones, desde pensar que les estábamos gastando una broma a quedarse incrédulos mirándote mientras asimilaban lo que les estabas diciendo y veías como les iba saliendo una sonrisa de felicidad.
¿Cómo es tu relación con el resto de miembros de la Junta?
Para el poco tiempo que hace que estoy y teniendo en cuenta que algunos no me conocían, la acogida fue muy buena y mi relación con todos es fenomenal. Espero seguir muchos años con ellos, ya que son personas que, tanto en lo personal como en lo profesional, te aportan mucho y siempre puedes aprender algo de ellos.
¿Por qué te has sumado a ANAPAL?
A mí personalmente, siempre me ha gustado la vida asociativa. Siempre he estado participando y apoyando en la Juntas o Presidencias a las cuales he pertenecido, porque el estar asociado para mi significa aportar lo que puedas, ya sea en ideas o en trabajo para el colectivo.
Aparte de esto, siempre hemos estado asociados en ANAPAL. Mi padre ya formaba parte de ANAPAL Valencia desde casi sus inicios y podría decirse que yo he seguido sus pasos. De hecho, hoy en día soy presidente de ANAPAL Valencia.
Es una gran asociación que lucha por los intereses del colectivo y ahora, más que nunca, es cuando más unidos deberíamos de estar para poder conseguir algo. Deberíamos ser una piña en estos momentos que corren.
¿Cuál es el reto más difícil para el colectivo?
La unión de todas las asociaciones y el que SELAE reconozca a las Administraciones de Lotería como la mejor red de ventas que tiene, ya que somos su cara visible.
¿Y tú deseo para el futuro próximo?
Sobre todo, que termine cuanto antes esta pandemia, ya que nos está ahogando a todos. Y ya a nivel profesional, dar el Gordo de Navidad y que sea acabado en 13. Por pedir…
*Entrevista publicada en el Boletín nº72